La Semana Santa siempre le dice algo a todas las personas. A muchos les hace pensar en procesiones, viacrucis y en las celebraciones propias de sus denominaciones religiosas. A otras les hace pensar en comidas especiales, pescado, miel de chiverre, y otras que se suelen disfrutar en familia en esta época; a otras quizás en vacaciones y descanso.
Más allá de las creencias y la religión a la que una persona pertenezca, la Semana Santa siempre hace pensar en una gran cantidad de imágenes y símbolos que nos refieren al significado que esas fechas tienen para las personas. Pero a veces olvidamos que en nuestra vida cotidiana nos rodean también una gran cantidad de símbolos y rituales que tienen mucho que ver con el sentido profundo de aquellas cosas a las que hacen referencia. Esto tiene relación también con aquello que para cada persona representa algo “sagrado”, y los símbolos que asocia a ello.
Es importante tener la oportunidad de reflexionar sobre lo que para persona es “lo sagrado”, y cómo también en nuestra vida diaria podemos encontrar una serie de simbolismos, y elementos que nos hacen pensar, sentir o vivir con una mayor profundidad.
Hablar de lo sagrado, es hablar sobre aquellas cosas que para cada persona tienen un valor muy profundo, las cosas que son “realmente importantes”, o que le mueven en la vida. Para muchos puede ser lo religioso o espiritual; pero también hay muchísimas otras cosas que pueden ser sagradas para las personas: la verdad, la familia, o incluso la vida misma. Cada persona en su día a día, tiene cosas diferentes que le dan un sentido a su existencia. Saber reconocer cuáles cosas son para mí sagradas en mi vida, en mi familia, en los lugares donde me desenvuelvo, me puede ayudar a conocerme mejor y relacionarme mejor y más profundamente conmigo mismo y con las demás personas con las que me relaciono.
Lo mismo sucede con el tema de los símbolos y los rituales. La vida misma está llena de ellos, pero muchas veces no nos damos cuenta del papel que juegan en nuestro diario vivir. Los símbolos son aquellas cosas que hacen presente una realidad más allá de sí mismo; una imagen puede generar en mí un sentido tan profundo que a veces no se puede poner en palabras. Puede ser una fotografía, una pieza de mi habitación, algo en la naturaleza; casi cualquier cosa puede ser un símbolo cuando para nosotros tienen un sentido mucho más profundo que la simple apariencia.
Por eso también podemos preguntarnos, ¿cuáles símbolos tengo en mi vida y cómo ellos influyen en mi diario vivir, mi relación conmigo y con otros? ¿cómo me ayudan a vivir con mayor profundidad y sentido en mi vida cotidiana?
Los rituales también son parte de nuestra cotidianeidad, y también pueden verse de muchísimas maneras. El simple hecho de sentarse a cenar con la familia algún día a la semana, donde se comparte un espacio especial, puede ser un ritual importante para muchas familias. Lo que hago cada día cuando me levanto, para prepararme a vivir mi día de la mejor manera puede ser también un tipo de ritual. ¿Cuáles rituales podemos reconocer en nuestra vida cotidiana? ¿Con cuales personas comparto parte de esos rituales?
La intención de todas estas reflexiones es muy simple: tratar de vivir más conscientemente todo aquello que me ayuda a tener una vida más profunda, de mayor encuentro conmigo y con las otras personas; reconociendo y respetando también, que cada persona tiene sus propio valor de lo sagrado y sus propios simbolismos y rituales.