Probablemente, en tiempos de la nueva «normalidad» que nos ha traído la pandemia, Frases como; «Debes mantener una actitud positiva«, «Todos pasamos por lo mismo, hay que asumirlo de la mejor manera», «Pronto pasará«, «El salir de esta pandemia depende de todos»; son nuestro pan de cada día.
Ayer hablando con una amiga me di cuenta que algo que rescato de esta «crisis» o situación de cambio llamada pandemia, es justamente que las personas han logrado mirar hacia adentro, verse en silencio en la protección de sus casas y observar la necesidad y la importancia que tiene la salud mental en nuestras vidas. Como decía ayer nos preocupamos por el gimnasio, ejercicios, tener el mejor cuerpo, pero…. y nuestra mente, nuestra salud emocional, nuestra estabilidad, ¿en manos de quien la dejamos?
Justamente el día de hoy 10 de octubre se celebra el día mundial de la salud mental, por lo que considero oportuno e importante que reflexionemos un poco como puede afectar nuestra actitud y personalidad en la salud mental de cada uno de nosotros.
En primer lugar quisiera aclarar que en el mundo de la psicología se distinguen en temas de salud cuatro tipos de personalidad A,B,C y D. Estas personalidades no son estáticas, definen a las personas según el momento de su vida, edad, situación sentimental, las relaciones sociales, entre otros aspectos, lo cual lleva a que como personas cambiantes podamos pasar de un tipo a otro o tener características de varias de estas personalidades.
Voy a explicarte un poco sobre las características de cada personalidad y al final te contaré sobre mi vivencia a partir de este tema.
Tipo de personalidad A: ambicioso, competitivo, práctico, impaciente agresivo.
El establecimiento de objetivos es muy importante para ellos ya que son competitivos por naturaleza.
Se les percibe como impacientes y fácilmente pueden ser hostiles y agresivos. Estas personas asumen riesgos con facilidad, lo que conduce al espíritu empresarial. Son útiles cuando se trata de solucionar un problema que es necesario.
Siempre necesitan estar haciendo algo . De hecho, ellos tienen dificultades para relajarse y quedarse dormidos rápidamente por la noche.
Finalmente, son propensos a hipertensión, estrés, enfermedades cardíacas y aislamiento social.
Personalidad tipo B: relajado, alegre, paciente y despreocupado.
Completamente distinto de la personalidad tipo A. Apenas se estresan, incluso en situaciones donde el estrés es muy alto, las demás personas se acercan a ellos porque son entretenidos y alegres.
No tiene prisa por hacer las cosas y les encanta relajarse y tomar las cosas como vienen. Son menos competitivos y manejan los errores muy bien.
Su tolerancia y flexibilidad, les permite adaptarse con facilidad las situaciones y casi nunca los vas a escuchar quejarse. Llevan una vida social plena y hacen amigos con facilidad.
Personalidad tipo C: sistemático, pensativo, sensible, prudente y crítico.
Piensan de manera sistemática y analítica y toman decisiones basadas en la investigación y en información que les sustente. Resuelven problemas de forma natural porque se centran en los detalles y son capaces de darse cuenta de cosas que los demás tipos no podrían tan fácilmente. Son muy sensibles, profundos, pensativos, reservados y cautelosos.
Tienden a evitar las relaciones sociales. Por lo general deciden dedicarse a carreras o profesiones que les mantengan alejados de las personas.
No suelen tomar riesgos hasta que hayan examinado todos los datos. Tienen mucha sensibilidad a las criticas y son muy críticos con los demás. Este patrón de conducta está relacionado con la aparición de enfermedades como el cáncer según distintas investigaciones.
Personalidad tipo D: apenado, negativo, pesimista, deprimido y socialmente inhibido.
Estas personas representan el 21% de la población. Son muy negativos, se preocupan demasiado, tienen mucha irritabilidad, tristeza y apenas se sienten seguros de sí mismos.
Para evitar el rechazo, evitan abrirse y compartir sus emociones negativas, lo cual les crea mucho estrés. Por esto, está relacionado con las enfermedades cardíacas.
Los estudios muestran que entre un 18 y un 53% de los pacientes cardíacos tienen personalidad tipo D. Además, las personas que ya han sufrido un infarto y que presentan esta personalidad, tienen mayor probabilidad de sufrir un segundo episodio.
Como puedes notar estos tipos de personalidad nos hacen identificarnos con uno u otro o con una combinación de algunos rasgos.
En lo personal luego de pasar una cantidad considerable de tiempo de un médico a otro, buscando soluciones a síntomas, sin aparente relación entre sí, dolores fuertes en todo el cuerpo, inflamación, pérdida de peso, aumento de peso, dermatitis, ataques de ansiedad, parálisis del sueño, entre muchos otros que para no cansarlos con la historia no vale la pena incluir. Finalmente encontré en la psicoterapia y con un médico internista muchas respuestas que se relacionan con estas personalidades y mi actitud en torno al tema.
Escuchar a un médico con toda una vida de experiencia decirte sos una paciente con personalidad tipo A y escuchar atentamente todas las características, haciendo «check» mental en la lista de que todo iba calzando como en el juego de Tetris ( si no conoces el juego podes googlear sobre el), mi mentalidad al respecto de todos esos padecimientos empezó a cambiar. Ahí sentada en ese consultorio me di cuenta que mi actitud ante toda esta situación de enfermedad no estaba siendo la mejor, en lugar de buscar soluciones cada día encontraba una nueva dolencia o algo más de que quejarme. Me alejaba de mis seres queridos diciéndoles que ellos y ellas no entendían lo que sentía que no eran empáticos.
Ese día salí después de 3 horas de consulta que para mi se hicieron cortas, con una actitud completamente diferente, me dije al toro por los cuernos y asumí con valentía y herramientas de mi carrera en orientación y la psicoterapia, mi condición de salud. Comprometida con sentirme cada día mejor, comprometida con que no voy a pasar 60 o 70 años de mi vida tomando pastillas para aliviar mis dolencias, sino por el contrario buscar ayuda efectiva y tener acciones mas saludables para mi. Cambiar mis patrones de alimentación, sueño, ejercicio y tomar espacios para mis necesidades como persona.
Esto que les cuento fue hace dos semanas, después de pasar más de un año sin sonreír, sin disfrutar la vida con gratitud, sin vivir plenamente, una charla de 3 horas hicieron que me diera cuenta de lo importante que SOY YO para mi VIDA.
Muchas veces he escuchado personas, decirme que no todos tienen el privilegio de obtener una atención médica de calidad, o que las sesiones de psicología son de un costo elevado, o que para que ir a un médico que te diga que estas mal y que es mejor negar la realidad.
Les digo que yo pasé de manera gratuita por el servicio de emergencias en el Hospital Nacional Psiquiátrico donde me brindaron un acogimiento y apoyo que jamás hubiera pensado. Además por esas coincidencias de la vida encontré un médico que de manera gratuita me atendió en su consulta privada.
Con esto les digo que es cuestión de buscar las oportunidades, servicios de salud mental gratuita o con bajo costo existen, servicios médicos sin costo también los hay, muchas obras sociales que podemos encontrar en Google fácilmente nos pueden guiar a atención medica de calidad aunque no contemos con presupuesto o seguro.
Finalmente están nuestras personas cercanas, esa red de apoyo que siempre se preocupa por nosotros y de una manera u otra van a estar ahí para apoyarnos, darnos una mano, estar cerca aunque sea simplemente para escucharnos. Tomemos esa mano, no nos alejemos de las personas que nos quieren.
Preocuparse por la salud mental es nuestra responsabilidad y entre más pronto asumamos esa responsabilidad mejor.
