Hace unos días me topé en redes sociales con esta reflexión:
Una botella de Coca-Cola en el supermercado vale $0,50 aproximadamente. La misma botella en un bar, vale $1. En un buen restaurante u hotel puede valer hasta $2,5 o $3. En un aeropuerto o en el mismo avión, te pueden cobrar hasta $5. La botellita es la misma, la marca también, lo único que cambia es el lugar. Cada lugar, da un valor diferente al mismo producto. Cuando te sientas nulo, que no vales nada, cuando todo tú alrededor te menosprecie, cambia de lugar, no te quedes ahí. Ten el coraje de cambiar de aires y vete a un sitio donde te den el valor que mereces y te consideren lo que eres. Rodéate de gente que aprecie realmente lo que vales. No te conformes.
Eso me recordó dos reflexiones muy parecidas que ya había leído antes, una era sobre un papá que le regala a su hijo un auto viejo y le pide que lo lleve a varios lugares a valorarlo, a una venta de autos usados, luego a una tienda de empeño y después a un club de autos viejos y ahí le dicen que vale muchísimo; la otra reflexión era sobre un anillo y un maestro que le dice a un muchacho que vaya y lo venda, primero va al mercado y no le dan casi nada, luego va al joyero y lo valoran en muchas monedas de oro…
Básicamente la misma reflexión con diferentes objetos.
Pero con la misma enseñanza: ¿Cuánto me valoro yo? ¿Cuántas veces vamos por la vida buscando la aprobación de las demás personas y nos olvidamos de la persona más importante? ¿Cuántas veces nos olvidamos de esa persona que está en el espejo? Así es, hablo de mí.
Tenemos que dejar de preocuparnos por lo que dirán las demás personas, por el valor que me den las demás personas y empezar a preocuparme y darle el valor a esa persona que está en el espejo, es decir, a mí.
¿Y qué puedo hacer para darme el valor que me merezco? Bueno, aquí te dejo unas sencillas recomendaciones:
- Palabras de aliento: una buena costumbre es escribir pequeñas notas con palabras de aliento o palabras positivas y pegarlas en algún lugar visible, por ejemplo… así es… en el espejo.
- Autocuidado: dicen por ahí, que cómo me veo es como me siento, entonces qué tal si en lugar de esperar a sentirme bien para “verme” bien, busco verme bien para sentirme bien. El poder de la mente es muy poderoso, si yo me quito la pijama, me baño, me peino, me maquillo o en general me arreglo y me visto con ropa bonita (aunque me vaya a quedar en la casa), me voy a sentir mejor conmigo, con esa persona que está en el espejo.
- “Chinearme”: consentirme, tener pequeños detallitos con esa persona que está en el espejo. Si hoy tengo ganas de comer algo rico, entonces me lo preparo o lo compro y me lo como. Si hoy tengo ganas de ver una película y comer helado, lo hago. Lo importante es tener esos pequeños detalles que me ayuden a darme el valor que me merezco como persona.
Y para terminar recordemos el final de la reflexión de la botella: Cuando te sintás nulo, que no valés nada, cuando todo tú alrededor te menosprecie, cambiá de lugar, no te quedés ahí. Tené el coraje de cambiar de aires y andá a un sitio donde te den el valor que merecés y te consideren lo que sos.