El drenaje de energía es uno de los grandes males que podemos sufrir en la vida. Desde algo tan simple como no descansar lo suficiente hasta algo tan complejo como enfrentar una relación sentimental complicada, pasando por angustias, desempleo, situaciones familiares, enfermedades, mala alimentación, etcétera.
Y es que el entorno actual no invita a ‘ahorrar energía’. El grueso de los medios de comunicación se nutren de negativismo, en sus reportajes y en las réplicas en redes sociales, que los jefes nos acosan 24/7 con el estado de hiperconexión en que vivimos. Hasta recientemente me sucedió que a las 11:30 p.m. andaba un gato en el techo de mi casa con el respectivo alboroto y ladridos de Luna y Canela, las mascotas nuestras.
Sin embargo, necesitamos parar ese drenaje energético, arreglar esa gotera –o goteras, por donde se nos diluye nuestra, ya de por sí, limitada energía diaria.
Hay tres propuestas interesantes al respecto. Cada una de ellas da para un libro y de hecho hay muy buena información disponible ya, sin embargo, vamos a pasar muy brevemente por allí. No suelo ser místico ni en mis apreciaciones ni en mis sugerencias y en esta ocasión quiero mantenerme en esa línea. No es algo de buenas vibras sino, más bien, de trabajo intencionado:
- Enfocar: ¡hay tantas posibilidades de distracción en el mundo! Y en nuestro entorno cercano funciona igual. Una buena idea para frenar el drenado de energía es empezar a dejar de lado actividades. Pues si, habrá quien se enoje y resienta, pero es que hay personas que no tienen espacio más ni para un alfiler en su agenda diaria. Hay que aprender a gestionar nuestro tiempo y nuestras actividades. El mundo no se va a acabar porque dejés de ir por algunos meses al curso de suculentas. Enfocate.
- Recargar: pues ya lo comentamos algunas líneas atrás, pero lo cierto es que es necesario recalcar la importancia del descanso, de la buena alimentación, de la desconexión digital y, por otro lado, la conexión con vos misma/o. Ocupate de hacer cosas que te recarguen e intencionadamente metelas en tu agenda diaria. Date ese espacio de recarga que necesitás.
- Fluir: ¿alguna vez has estado en una conversación o actividad en la que se te pasan horas y en la que gustosa/o seguirías mucho rato más? Ese estado es conocido como ‘el flujo’. Muy ligado a los puntos anteriores, es importante que descubrás qué actividades te hacen fluir y empezar a hacerlas. Ello no supondrá un desgaste mayor a tu energía sino que, al contrario, te puede llenar de vitalidad.
En nuestras casas probablemente no logremos vivir muchas horas sin la energía eléctrica. Pasa lo mismo con nuestra energía diaria. Aprendamos a mantener los niveles altos y a encontrar los espacios para crecer nosotros mismos.