Cada día las personas nos vemos expuestas a grandes cantidades de información, tanto de aquellos que nos rodean como de los medios de comunicación y las redes sociales. Mucha de esa información que recibimos, la aceptamos e integramos como parte de nuestra realidad; sin embargo, no todo lo que recibimos es necesariamente verídico ni adecuado para nuestra propia vida. Es allí donde toma una vital importancia el fomentar espacios donde educar a las personas en lo que se ha llamado el “Pensamiento Crítico”, como una herramienta cada vez más necesaria en el mundo actual.
Campos (2007) destaca que el pensamiento crítico es: “El pensar claro y racional que favorece el desarrollo del pensamiento reflexivo e independiente que permite a toda persona realizar juicios confiables sobre la credibilidad de una afirmación o la conveniencia de una determinada acción”, así como: “La aplicación o uso de nuestro propio juicio en la toma de acción de aceptación o rechazo de una información” (p.19).
Como podemos ver, para Campos es importante la capacidad de pensamiento reflexivo e independiente; promoviendo que cada persona pueda desarrollar sus propios criterios, y con base en ellos determinar la posible credibilidad que le puede dar a la información que recibe. Pero no solamente se trata de desarrollar ese criterio, sino de como éste le lleva a tomar decisiones y acciones concretas con la información que está recibiendo.
Ennis (1993, citado en Maradiaga y Schaffernicht 2013) indica que es un “pensamiento razonable reflexivo buscando decidir qué creer o qué hacer” (p.475) de ello podemos ver que la capacidad de pensar crítica y reflexivamente no sólo va a determinar las decisiones o acciones que las personas puedan tomar, sino incluso aquellas cosas que van a formar parte de su sistema de creencias y convicciones que formarán a su vez su manera de ver el mundo.
De allí la importancia de fomentar una capacidad de pensamiento que ayude a filtrar tantos estímulos e informaciones que las personas reciben a cada minuto, y que muchas veces buscan convencer a la persona sin ni siquiera darle una oportunidad para pensar ni dudar sobre todo lo que recibe de afuera.
Maradiaga y Schaffernicht (2013) caracterizan a un pensador crítico y desarrollado como alguien que sabe:
Formular problemas y preguntas vitales, con claridad y precisión; acumular y evaluar información relevante y usa ideas abstractas para interpretar esa información efectivamente; llega a conclusiones y soluciones, probándolas con criterios y estándares relevantes; piensa con una mente abierta dentro de los sistemas alternos de pensamiento; reconoce y evalúa, según sea necesario, los supuestos, implicaciones y consecuencias prácticas, y al idear soluciones a problemas complejos, se comunica efectivamente. (p.476)
Todas estas características del pensamiento crítico deben ser consideradas para cualquier programa que busque un desarrollo de competencias y habilidades para la vida. Son herramientas que se necesitan en todos los ámbitos de la vida, y en cualquier etapa de la misma. De esta forma, el educar en estos términos se puede hacer desde cualquier ámbito (escuela, familia, comunidad), y en todas las etapas de la vida, siendo más relevantes conforme las personas se acercan a la adolescencia y juventud, ya que están cada vez más expuestos a influencias y medios externos.
Además de ello, el pensamiento crítico se puede desarrollar tanto desde acciones individuales como grupales, como lo indican Guerrero, Polo, Martínez y Ariza (2018). También desde las diferentes materias que se imparten en los centros educativos o por medio de actividades extracurriculares y de carácter más social.
Lo importante es que, al desarrollar este tipo de competencia, se haga siempre desde un contacto con la realidad y la cotidianeidad de las personas, de manera que les permita entenderlo y aplicarlo desde su propio contexto.
Referencias Bibliográficas:
Campos, A. (2007) Pensamiento crítico. Técnicas para su desarrollo. Colombia: Cooperativa Editorial Magisterio.
Guerrero, H., Polo, S., Martínez, J. y Ariza, P. (2018) Trabajo colaborativo como estrategia didáctica para el desarrollo del pensamiento crítico. Opción. Revista de Ciencias Humanas y Sociales. Año 34, No. 86, 959-986. https://repositorio.cuc.edu.co/bitstream/handle/11323/2262/Trabajo%20colaborativo%20como%20estrategia%20did%c3%a1ctica%20para%20el%20desarrollo%20del%20pensamiento%20cr%c3%adtico.pdf?sequence=2&isAllowed=y
Maradiaga, P. y Shaffernicht, M. (2013) Uso de objetos de aprendizaje para el desarrollo del pensamiento crítico. Revista de Ciencias Sociales (Ve), vol. XIX, núm. 3, julio-septiembre, 472-484. https://www.redalyc.org/pdf/280/28028572010.pdf