Se estima que en el mundo unas 3000 millones de personas hacen uso de videojuegos, ya sea mediante consolas (como Play Station, Xbox, Nintendo, etc.) o desde su computadora, tablet o celular. Muchas personas han optado por este tipo de recreación, lo que hace que la pregunta sobre si ¿jugar videojuegos es bueno o malo? esté cada vez más presente en nuestro entorno.
Me gustaría comenzar repasando los beneficios que se han venido investigando durante años, pues es común que entre tantas voces que nos alcanzan día a día podamos caer en estereotipos y noticias falsas que solo nos muestren una cara de la moneda. Se ha encontrado que los videojuegos pueden estimular habilidades como percepción, atención, agudeza visual, toma de decisiones, creatividad, resolución de conflictos, manejo de emociones, liderazgo, cooperación, trabajo en equipo, entre otras habilidades sociales; también pueden favorecer al aprendizaje por ejemplo idiomas, países y culturas, manejo del dinero, historia, matemáticas, física y otras ciencias, entre otras; además el uso recreativo favorece en múltiples formas, entre ellas la reducción del estrés y la ansiedad, el cambio de enfoque, la socialización, la satisfacción por la vida, la motivación, entre otras.
Sobre las consecuencias negativas que pueden llegar a tener las personas que usan videojuegos, se ha encontrado que el grado en qué les afecta depende principalmente de cuatro variables: el tiempo y frecuencia de juego, la forma en la que se juegue, el tipo de videojuego y si existen condiciones previas en la persona que le puedan indisponer negativamente. Algunas de las consecuencias negativas encontradas en los estudios son: la dificultad para el manejo del tiempo, la reducción del rendimiento académico y/o laboral, el aislamiento, la desnutrición, el conflicto con padres o figuras cuidadoras, el pensamiento agresivo y la conducta violenta.
Es importante señalar que al día de hoy, desde la investigación científica, no se ha comprobado la existencia de la adicción a los videojuegos, pero es un tema que todavía se sigue estudiando para encontrar de qué formas puede alcanzar efectos negativos en la persona, aun así se han señalado algunos comportamientos que son importantes de observar: la preocupación excesiva por el juego, sentimientos negativos asociados, la imposibilidad de reducir la cantidad de tiempo de juego, mentiras asociadas al uso de videojuegos y la pérdida de relaciones, trabajo o estudio debido al juego.
Entonces, como todo aquello que apasiona al ser humano, no se trata de polarizar si es bueno o si es malo, sino de establecer límites que impidan que se lleve a un extremo perjudicial, te propongo algunas formas en las que la persona puede regular su uso de videojuegos son:
- Establecer con claridad las responsabilidades y prioridades que se deben cumplir en el día o semana.
- Definir horarios y cantidad de horas dedicas al uso de videojuegos.
- Reconocer los estilos y tipos de videojuegos de su interés y buscar cuáles videojuegos de esa categoría le pueden aportan mayores beneficios.
- Equilibrar el tiempo dedicado a los videojuegos con otros tipos de recreación.
- Mantener una constante autoobservación sobre su forma de comportarse durante el uso del videojuego para encontrar puntos de mejora en el manejo de su frustración o emociones.
En el caso de las personas menores de edad, es importante que exista una continua supervisión, una comunicación clara sobre las situaciones que se presentan durante el uso de los videojuegos y una ayuda adecuada en el establecimiento de límites, no sin antes comprender qué significa para ellas y ellos y cómo estos mundos virtuales también se han convertido en un espacio para encontrarse con sus pares, expresar su identidad y tener nuevas experiencias.
Si te gustó, comentá y dejanos tus preguntas.