Es muy común escuchar a una persona decir: “uy qué estrés”, “estoy tan estresada”, o “esa persona me estresa” o simplemente ir por nuestra vida y escuchar que alguien le diga a otra “no se estrese”.
Todos los días hablamos de esta “famosa enfermedad del 1+2”… estrés.
La hemos hecho parte de nuestra vida y aunque sabemos que el estrés es una respuesta fisiológica ante ciertos estímulos que nos rodean y que cierta cantidad de estrés es natural y necesaria, en ocasiones la hemos invitado a participar en nuestra vida más de lo necesario, generando graves consecuencias en nuestra diario vivir.
Entonces, ¿qué podemos hacer para lidiar día a día con el estrés sin que conlleve repercusiones negativas?
Ciertamente no podemos reducirlo a cero, pero si podemos reducirlo lo suficiente para que no afecte de más, nuestra rutina diaria. Hoy vamos a hablar de tres puntos básicos que nos van a ayudar a disminuirlo bastante.
Planificar: Sean Covey en su libro “Los 7 Hábitos de los Adolescentes Altamente Efectivos”, menciona que en la vida tenemos “rocas” grandes, medianas y pequeñas, que es importante acomodarlas de mayor a menor tamaño en nuestro día, semana, mes e incluso año, de manera que las más chicas, se vayan acomodando entre los espacios que van dejando las más grandes.
En otras palabras… “priorizar”. Para esto lo mejor es conseguir una agenda o un planificador y a partir de ahí empezar a priorizar y a anotar las actividades más importantes de primero, y en los tiempos que nos quede, las actividades o compromisos que pueden esperar un poco más.
Recrearse: Si separamos esta palabra tenemos RE-CREARSE, o sea “volver a crearse”. ¿Y cuántas veces nos recreamos? ¿Cuántas veces buscamos recargarnos física, emocional o mentalmente?
Está demostrado que buscar espacios de esparcimiento, diversión y socialización ayuda a mejorar el humor y disminuir los niveles de estrés que tenemos de más.
Reaccionar: En la vida, no podemos controlar nada… No podemos controlar si vamos por la calle manejando y alguien se nos atraviesa y nos grita, no podemos controlar si hoy llueve y pasamos todo el día mojados, no podemos controlar el tránsito, o un despido, o perder a un ser querido por una enfermedad.
En la vida no podemos controlar absolutamente nada… excepto la forma en cómo reaccionamos antes las circunstancias de la vida.
Si por ejemplo me levanto tarde para ir al trabajo, puedo verlo de dos formas: de manera reactiva o proactiva. Si lo veo de manera reactiva, probablemente me enoje, grite, trate mal a todas las personas, por ende me termino estresando más y se vea reflejado en mi trabajo, en las personas con las que interactúe, etc.
Si reacciono de manera proactiva, puedo decir “bueno, ya no hay nada que pueda hacer más que aprender de ello para evitar que vuelva a suceder, seguir con mi día y asumir las consecuencias”. Ciertamente no vamos a llegar más temprano, pero al menos mi actitud me permitirá tener más tranquilidad y por ende hacer frente a lo que venga durante el día.
1+2= es 3. ¿Cómo podemos reducirlo a 0? No podemos reducirlo completamente, pero si podemos disminuirlo de manera que no afecte negativamente las diferentes áreas de nuestra vida.
Y recordemos siempre:
Planificar: priorizar rocas grandes, medianas, pequeñas.
Recrearse: el trabajo y el estudio no lo es todo, también debo dedicar tiempo a mí.
Reaccionar: en la vida no puedo controlar, excepto la forma en la que reacciono ante las circunstancias.
Un comentario en “Es 3, ¿cuánto hay que restarle para reducirlo a 0?”