Ingredientes:
- Pan
- Queso
- Tomate
- Extra: Aceite de Oliva, Albahaca, Orégano
- Se corta el pan en rebanadas y se tuesta por un lado sobre una sartén caliente con un poco de aceite. Se dora por un par de minutos y se le da vuelta
- Se le coloca el queso y el tomate por el otro lado. Se deja tostar el pan y se retira.
- Se sirve y se le puede poner un chorro de aceite de oliva, albahaca fresca u orégano en polvo.
Podría parecer extraño iniciar un artículo con una receta de cocina, algo que podría verse como tan usual y cotidiano, pero a la vez tan necesario y fundamental para la vida de las personas. Y si bien la acción de cocinar pueda verse como algo rutinario y hasta aburrido, cuando se logra comprender su acción beneficiosa, más allá de la satisfacción de las necesidades alimenticias, es cuando se puede comprender que el acto de cocinar puede llegar a ser relajante.
Al cocinar se puede darle una intención al acto mismo, de manera que se convierta en un espacio y momento en el cual las personas puedan enfocar sus acciones hacia algo que luego va a poder disfrutar ya sea de manera solitaria o acompañada. Al amasar, pelar, picar, cocer, saltear y hornear la persona que cocina puede llegar a desarrollar hábitos como la conciencia plena, la concentración, la habilidad manual y desestresarse.
Se busca por lo tanto que el acto de la cocina incida en el bienestar emocional y social de las personas, al permitir que sea un espacio de encuentro con uno mismo y con los demás:
- Con uno mismo: al cocinar estando sólo, se puede aprovechar el espacio para desarrollar la conciencia plena, la atención a los detalles, el repaso de situaciones propias de la vida, etc.
- Con otras personas: al cocinar junto a otras personas se ejercitan las habilidades de comunicación y escucha, se puede llegar a aprender a solucionar diferencias, o incluso a fortalecer los lazos.
Además, al cocinar las personas pueden potenciar habilidades blandas que luego le sirvan en otros aspectos de su vida:
- Creatividad, ingenio y resolución de problemas: al cocinar se puede presentar que se deba sustituir un ingrediente por otro parecido, o que se deba resolver sobre un problema de cocción en el momento. Ayuda a salir de la zona de confort y lograr fortalecer la autoestima.
- Desarrollo personal: al cocinar se ejercita la paciencia, al entender que los tiempos de cocción u horneado son necesarios para que el resultado sea el óptimo. Y también se desarrollan sentidos como el olfato o el gusto, de manera que se pueda llegar a una integración sensorial.
- Cooperación e integración: especialmente al cocinar junto a otras personas se llega a aprender a delegar funciones, a confiar en el trabajo de las otras personas, pero también a compartir de momentos en los que se puede conversar y distraerse.
Al cocinar, por lo tanto, se puede llegar a fortalecer habilidades blandas, y si se suma con una alimentación balanceada se puede incidir en el cuido integral del cuerpo.