Tostadas de queso y tomate: Cocinar para relajar

Ingredientes:

  • Pan
  • Queso
  • Tomate
  • Extra: Aceite de Oliva, Albahaca, Orégano
  1. Se corta el pan en rebanadas y se tuesta por un lado sobre una sartén caliente con un poco de aceite. Se dora por un par de minutos y se le da vuelta
  2. Se le coloca el queso y el tomate por el otro lado. Se deja tostar el pan y se retira.
  3. Se sirve y se le puede poner un chorro de aceite de oliva, albahaca fresca u orégano en polvo.

Podría parecer extraño iniciar un artículo con una receta de cocina, algo que podría verse como tan usual y cotidiano, pero a la vez tan necesario y fundamental para la vida de las personas. Y si bien la acción de cocinar pueda verse como algo rutinario y hasta aburrido, cuando se logra comprender su acción beneficiosa, más allá de la satisfacción de las necesidades alimenticias, es cuando se puede comprender que el acto de cocinar puede llegar a ser relajante.

Al cocinar se puede darle una intención al acto mismo, de manera que se convierta en un espacio y momento en el cual las personas puedan enfocar sus acciones hacia algo que luego va a poder disfrutar ya sea de manera solitaria o acompañada. Al amasar, pelar, picar, cocer, saltear y hornear la persona que cocina puede llegar a desarrollar hábitos como la conciencia plena, la concentración, la habilidad manual y desestresarse.

Se busca por lo tanto que el acto de la cocina incida en el bienestar emocional y social de las personas, al permitir que sea un espacio de encuentro con uno mismo y con los demás:

  • Con uno mismo: al cocinar estando sólo, se puede aprovechar el espacio para desarrollar la conciencia plena, la atención a los detalles, el repaso de situaciones propias de la vida, etc.
  • Con otras personas: al cocinar junto a otras personas se ejercitan las habilidades de comunicación y escucha, se puede llegar a aprender a solucionar diferencias, o incluso a fortalecer los lazos.

Además, al cocinar las personas pueden potenciar habilidades blandas que luego le sirvan en otros aspectos de su vida:

  1. Creatividad, ingenio y resolución de problemas: al cocinar se puede presentar que se deba sustituir un ingrediente por otro parecido, o que se deba resolver sobre un problema de cocción en el momento. Ayuda a salir de la zona de confort y lograr fortalecer la autoestima.
  2. Desarrollo personal: al cocinar se ejercita la paciencia, al entender que los tiempos de cocción u horneado son necesarios para que el resultado sea el óptimo. Y también se desarrollan sentidos como el olfato o el gusto, de manera que se pueda llegar a una integración sensorial.
  3. Cooperación e integración: especialmente al cocinar junto a otras personas se llega a aprender a delegar funciones, a confiar en el trabajo de las otras personas, pero también a compartir de momentos en los que se puede conversar y distraerse.

Al cocinar, por lo tanto, se puede llegar a fortalecer habilidades blandas, y si se suma con una alimentación balanceada se puede incidir en el cuido integral del cuerpo.

Publicado por Víctor Hugo Jiménez Lemaire

Profesional en Orientación, Promotor Teatral, Recreacionista. Enamorado de la Educación en primera infancia.

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