El costo de sólo tomarse un café

Pues resulta que estaba esa tarde pensando en el artículo que debía escribir. Tenía un montón de ideas que había descartado porque había estado leyendo sobre algunos temas “más formales”, cosas de empresa, ya sabes. También tenía algunas otras ideas, las menos, pero calzaban mejor dentro de la dinámica sobre la que debía escribir.

Y mientras tomaba y disfrutaba mi cafecito de la tarde, de marca comercial de supermercado y hecho en coffemaker, definí que iba a escribir sobre ponerse en acción.

Pensé en iniciar reflexionando sobre el costo de la inacción. Evidentemente, en el 2024, con echar una mirada a google es fácil encontrar una definición para ello. San Google me dijo que “el Costo de Inacción, como su nombre lo indica, es el costo que tiene no tomar ninguna acción, no hacer nada, posponerlo para más adelante”.

Vamos bien”, pensé, mientras tomaba otro sorbo de mi delicioso café, hecho por mi mismo.

Entonces, empecé a bajar la pantalla de la computadora y vi más información y datos sobre el costo de la inacción. Que no están ayudando a los refugiados en Sudán, que el cambio climático, que las estrategias de ventas, la desertificación, la inacción en la educación superior, el aumento en los precios de los alimentos.

¡Hombre, que nos sale carísima la inacción!”, exclamé mientras tomaba más café.

Y es que esas son cosas en las que es poco lo que podemos hacer nosotros, es cierto. Muchas decisiones no se toman porque quedan atrapadas en el pantano de la burocracia y las discusiones sin fin. Y nosotros, mortales, poco podemos hacer con respecto a ellas.

Sin embargo, en nuestro día a día, si hay cosas que podemos hacer y que están pendientes. Quizá no tenemos el poder para cambiar el mundo, pero el mundillo particular nuestro sí. Y también estamos empantanados pensando en los escenarios catastróficos que podrían ocurrir si nos decidimos a actuar.

Me tomo un poco más de café: “Deberíamos pensar también en los escenarios donde las cosas pueden salir bien si nos decidiéramos a actuar”.

Eso no lo hacemos muy a menudo. Nuestra mente no está acostumbrada a pensar en positivo y el ambiente actual tampoco le ayuda mucho. Pero podemos tomar control de esos pensamientos, cambiarlos y ponernos en acción para cambiar y hacer lo que nos toca hacer.

Así que me terminé mi café y escribí este artículo. Ahora te toca a vos ponerte en acción: ¿qué vas a ponerte a hacer cuando terminés de leer este post?

Publicado por Fabrizzio Ponce

Gestor de RRHH y Entrenador de líderes, con formación adicional en Administración de Negocios, Liderazgo, Motivación y Coaching. Ayudo a crear y formar líderes, personas y equipos de alto rendimiento.

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