En los últimos meses he sido testigo de algo que nunca pensé que llamaría hermoso… la construcción, o mejor dicho el proceso constructivo.
Es impresionante ver todo el proceso de inicio a fin, desde el momento en que se mueve la tierra del terreno dónde se piensa construir, hasta el momento en que se coloca el último mueble dentro de la infraestructura.
Hay cosas que la mayoría de las personas decimos saber y que incluso pueden sonar «obvias», como el hecho de que se deben hacer bases profundas para sostener la estructura de cemento, sin embargo el ver cómo se amarran las columnas de hierro antes de ser “chorreadas” por el concreto es impresionante, ver cómo se van levantando, ver cómo van repellando las paredes y cómo van colocando techo y pisos y sobretodo ver como cada uno de los miembros de la construcción son piezas de un reloj, tan precisas y necesarias que si una falla, todo el reloj falla.
Es esa precisión la que se necesita en cualquier trabajo. Si se es asalariado, es necesario que todo el personal haga su trabajo, pero más aún que confíe que la otra pieza del reloj, va a hacer su trabajo, de lo contrario este “reloj”, tendría que estar parando para revisar si las piezas están funcionando. Por otro lado se si se cuenta con una empresa propia es necesario aprender a confiar en las personas que se subcontratan y aprender a delegar funciones, porque de lo contrario nunca se va a desarrollar.
Sin importar si es una empresa propia o la de alguien más, es necesario que todos velen por el bienestar de los demás compañeros. ¿Cuántas veces nos preocupamos por lo que está pasando el otro? ¿Cuántas veces me tomo el tiempo para preguntarle al otro cómo estuvo su día o su semana? ¿Cuántas veces me tomo el tiempo para preguntar qué le gusta o si está pasando por alguna situación difícil?
Y algo que es aún más importante, es ver a la persona que está a cargo dando el ejemplo. Volviendo a la construcción, es hermoso ver cómo el maestro de obras les dice a sus colaboradores cómo debe ir la pared o cuánta pintura debe colocarse, pero después de esto ver cómo toma una pala y se pone a excavar o a lijar un techo, o a cortar los marcos de madera para una puerta, eso dice mucho de cuánto valora a su equipo de trabajo, ya que no se dedica sólo a dar indicaciones, sino que además les ayuda y comparte con ellos la tarea.
Y la mejor parte de todas, sin duda alguna fue el ver cómo celebran en equipo, ver cómo al terminar la obra deciden hacer una carne asada para compartir como amigos que se han vuelto y hasta invitar a los dueños para que también compartan con ellos. ¡Eso es hermoso!
Ahora bien, si yo tuviera que rescatar 5 cosas de este proceso constructivo del que fui testigo y que todo equipo de trabajo debería tener, serían las siguientes:
- Aprender a delegar funciones
- Confiar en los demás miembros del equipo de trabajo
- Preocuparse por los demás
- Dar el ejemplo, compartiendo tareas
- Celebrar
Muchas veces nos centramos demasiado en el trabajo y olvidamos que hay otras cosas más importantes que sólo los resultados… el proceso de cómo la obra fue creciendo y las personas que lo hicieron posible.